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La invisibilización de la menstruación: tabú, mitos y silencios

Beatriz tenía once años cuando tuvo su primera menstruación, ella ya sabía que era lo que estaba pasando; nunca se lo habían explicado en la escuela, pero su mamá le había dicho que eventualmente iba a pasar y se convertiría  en“ toda una señorita”.

“Claro que me acuerdo que fue lo primero que me paso por la cabeza cuando me bajo por primera vez: Ya no soy una niña”, comenta Beatriz, aún recuerda vívidamente que aquel día experimentó un profundo sentimiento de vergüenza, no sabía porque, no quería que nadie se enterara, pero por supuesto, algo así no se puede mantener en secreto. 

Hablar sobre menstruación en un país como México resulta complejo, pues a pesar de que el 52 % de la población experimenta, experimentó o va a experimentar, este proceso biológico, aún sigue siendo un tema tabú; lleno de mitos y silencios. 

Esta invisibilización de la menstruación, termina por influir directamente la información que se produce (o no), que se distribuye y recibe, sobre un proceso tan natural como la vida misma. En consecuencia, esto moldea y afecta la manera en la que las mujeres perciben su menstruación y cómo se mueven por el mundo.

Las carencias en la educación

Las niñas y niños mexicanos comienzan a recibir educación sobre su cuerpo desde el primer año de educación básica, pero no es hasta los últimos tres años de primaria (4º, 5º, 6º) y 1º de secundaria, que se toca el tema de la menstruación.

Abdiel Montero, educador de nivel básico durante 16 años, comenta que las lecciones que las niñas y niños reciben de sus libros de texto sobre estos temas, no abordan el lado humano de los procesos, “sino simplemente es información”.  

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De acuerdo con Joy Valverde, psicóloga, educadora en sexualidad y especialista en pedagogía menstrual, resulta hostil y bastante violento, y en un principio falso, asegurarles a las niñas que la llegada de su menstruación es el inicio de su adultez:

“En la gran mayoría de las niñas genera un proceso de abrumación, se sienten abrumadas hacia el hecho o la posibilidad, que es básicamente una amenaza, de que son susceptibles a que cualquier persona pueda tratarlas como un adulto sexual y que pueda violentarlas, también en esa misma unidad de que son cuerpos accesibles a lo sexual, porque involucra la continuación, que también es un sesgo en la educación que tenemos, que la sexualidad significa en automático reproducción”, señala.

Un sondeo realizado a 88 mujeres (más del 60 por ciento entre las edades de 21-25 años), coinciden en que los dos principales temas a la hora de abordar la menstruación en clase fueron: el proceso de la menstruación biológicamente (81 por ciento ) y el papel que juega en el proceso de reproducción (66.7 por ciento), quedando en último lugar temas como las enfermedades o condiciones relacionadas con la menstruación (13 por ciento) y recomendaciones de salud menstrual (9 por ciento).

En otras partes del mundo la situación no es distinta; de acuerdo con Tabea Hoffman y Mona Lamiri, estudiantes de Erasmus alemanas, la educación en Alemania alrededor de la menstruación se engloba dentro de la educación sexual, y se enfoca en la función biológica de la misma, sin mencionar temas como la salud menstrual o su implicación social en la vida de las mujeres.

Mientras tanto, en Reino Unido, según un estudio realizado en 2017 por Plan International UK, 1 de cada 7 mujeres jóvenes no sabían qué era lo que estaba ocurriendo cuando tuvieron su primer periodo, en tanto que 1 de 4 declararon que no se sentían preparadas para el comienzo de su menstruación.

En dicho estudio, también se menciona que las niñas que declararon haber aprendido sobre la menstruación en la escuela, únicamente recibieron información sobre el proceso biológico, dejando de lado información importante sobre la anatomía de sus cuerpos o el uso de productos de higiene menstrual.

“El tiempo siempre apremia, el maestro es presionado por cumplir un programa, a veces cometemos el error de decir tengo que acabar y no importa la calidad en la que se haya ido la información, a mi me dijeron, aquí empieza y aquí termina y voy corriendo contra reloj”, comenta el profesor Abdiel. 

La psicóloga Valverde comenta que es necesario socializar la menstruación desde los primeros días de vida de los y las infantes.

“La menstruación no es un hecho que aparece espontáneamente en la pubertad, es un proceso que se viene sosteniendo hormonal, fisiológica y mentalmente desde que se nace. El que un niño socialice entender el que todas las personas orinan y defecan, le naturaliza a entender cómo son sus funciones fisiológicas, si un día simplemente teniendo 4 o 5 años alguien comienza a hablarle sobre la orina y sobre la defecación, va a ser un proceso como un poco mortificante o bastante hostil, lo mismo sucede con la menstruación”, señala.

Conocer es salud

Cuando Ilse comenzó la universidad se dio cuenta que algo había cambiado en su periodo; de repente el flujo era más abundante, no se sentía con ganas de comer, nada le caía bien al estómago y el dolor era insoportable. Sin embargo, Ilse recordaba que su mamá y sus amigas le habían dicho que el dolor era normal, era parte de ser mujer, y nunca nadie le había dicho lo contrario. Así que pasar los primeros dos días de su menstruación tirada en la cama sin poder moverse, era a lo que se había acostumbrado. Y aún así, Ilse no podía dejar de pensar, mientras el dolor se la comía, “ como odio ser mujer estos días”.

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La importancia de socializar la menstruación desde temprana edad, de acuerdo con el Doctor David Zarate, también recae en que muchas mujeres sufren condiciones o enfermedades relacionadas con su menstruación (como la amenorrea, la endometriosis, la hiperpolimenorrea, entre otras) que debido a la normalización del dolor durante estos días y el escaso conocimiento del proceso, es difícil detectar sin una consulta médica. 

Pero el tema de educación menstrual no se limita únicamente a las aulas; en diversas partes del mundo han surgido organizaciones, como WASH en Alemania,  The Guttmacher Institute en Estados Unidos o Plan International UK en Reino Unido,  para contribuir a la creación y mejora de la información que existe sobre la menstruación, así como su visibilización como un asunto de carácter social y económico, no sólo privado.

En México, de igual forma, múltiples ONGs y colectivos feministas se han encargado de poner en la mesa de discusión el tema de la menstruación como algo de índole pública; entre ellas Menstruación Digna, una iniciativa que integra a organizaciones como GIRE, el Instituto Simone de Beauvoir, Intersecta, FES México, Gatitos contra la Desigualdad, entre otras.

Anahí Rodríguez, coordinadora e investigadora de Menstruación Digna, explica que la organización se enfoca en tres ejes: gratuidad de los productos de higiene menstrual, la eliminación del IVA a los productos de gestión menstrual y la generación de datos sobre la menstruación en México, pues estos son escasos o prácticamente inexistentes.

De igual forma, Menstruación Digna tiene un eje transversal dedicado a la educación y de acuerdo con Rodríguez, un objetivo a largo plazo es presentar una propuesta sobre la enseñanza de estos temas en las escuelas.

“Limitar el cuerpo a una función reproductiva, también es limitar la vida de las mujeres y limitar el cuerpo de las mujeres a ser mecanismos reproductores, incita a que sigan existiendo violencias sexistas, derivadas de las convivencias con otras personas”, señala Valverde.

“Tengo una sobrina de 5 años, y estoy tratando de hacer con ella lo que no hicieron conmigo, aunque me cuesta un poco de trabajo; darle toda la información que no me dieron a mí y sobre todo que esté segura de que puede hablarlo conmigo y no hay nada de qué avergonzarse, y que si le llega a suceder cuando es una niña, eso no significa que tiene que dejar de serlo”, finaliza Beatriz.

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