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La Biblioteca Francisco de Burgoa Revela los Tesoros Ocultos del Pasado en Oaxaca: Isabel Grañén

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Misael Sánchez
En el corazón de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa se erige como un santuario de la memoria histórica.
En un encuentro con el Rector Cristian Carreño, este fin de semana la destacada investigadora y promotora cultural, Isabel Grañén Porrúa, compartió con rectores de las instituciones de educación superior de Oaxaca la historia, conservación y rescate de estos tesoros bibliográficos.
Grañén Porrúa, junto a Penélope Orozco, coordinadora académica de la biblioteca, explicó el trabajo minucioso que se realiza para preservar estos volúmenes incunables.
Con más de 40 mil volúmenes, esta joya cultural custodia una docena de libros incunables, textos impresos antes de la Conquista de América, que han sobrevivido siglos y continúan revelando secretos a quienes se adentran en sus páginas.
“Cada uno de estos libros es un testimonio del ingenio humano”, mencionó Grañén Porrúa mientras detallaba la importancia de la imprenta de Gutenberg en el salto del conocimiento medieval al Renacimiento.
Esta transformación histórica, similar a la irrupción del internet en la actualidad, permitió que el saber se extendiera más allá de los monasterios y llegara a un público más amplio.
Entre los proyectos más emocionantes en la biblioteca destaca la restauración de más de 50 documentos antiguos provenientes de diversas comunidades, que se unen a otros tesoros culturales.
“La biblioteca ha sacado a la luz piezas invaluables, como un libro de derecho canónico de 1472, el más antiguo que tenemos registrado”, explicó emocionada, haciendo alusión a uno de los momentos más memorables en la historia reciente de la institución.
El clima de Oaxaca, que es naturalmente seco, ha permitido la conservación de estos textos en condiciones casi óptimas, de acuerdo con Grañen Porrúa.
Contrario a lo que sucede en regiones más húmedas como Veracruz o Yucatán, donde el deterioro por humedad es acelerado, Oaxaca se convierte en un entorno ideal para la preservación de papel antiguo.
De hecho, los medidores de humedad y temperatura instalados en la biblioteca aseguran que las condiciones sean controladas sin recurrir al aire acondicionado, evitando fluctuaciones dañinas para los documentos.
Este esfuerzo de conservación va más allá de la simple preservación. Grañén Porrúa comentó que, además de los libros incunables, se está trabajando en la digitalización de una hemeroteca especializada en periódicos antiguos de Oaxaca.
«Este proyecto es una oportunidad de oro para los investigadores, quienes podrán acceder de manera remota a documentos históricos de valor incalculable», subrayó.
Este tipo de iniciativas no solo protegen el legado cultural, sino que también lo abren al mundo.
En cada rincón de la Biblioteca Francisco de Burgoa, los visitantes se encuentran con piezas únicas de la historia mexicana.
Desde la máscara mortuoria de Benito Juárez, muy popular entre los mexicanos, hasta retratos históricos y obras de arte que enriquecen el entorno, todo está anclado de manera firme y simbólica a la identidad de Oaxaca.
La dedicación del equipo de la biblioteca es evidente; su pasión por los libros y el conocimiento es palpable en cada detalle, en cada restauración y en cada exhibición que organizan.
Con motivo del trigésimo aniversario de la biblioteca, el esfuerzo conjunto de Grañén Porrúa, Orozco y el resto del equipo culmina en exposiciones de gran relevancia cultural. Una de ellas es la muestra actual de un conjunto de piezas restauradas que revelan la riqueza cultural de las comunidades indígenas de Oaxaca. Esta exposición es solo una pequeña muestra del vasto trabajo que queda por hacer, pero también un recordatorio del compromiso de la biblioteca con la preservación y difusión del patrimonio cultural.
En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, la Biblioteca Francisco de Burgoa es un puente entre el pasado y el futuro. Sus incunables, manuscritos y textos impresos se han mantenido como testigos silenciosos de la historia, y hoy, gracias a los incansables esfuerzos de sus guardianes, están más vivos que nunca.

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